Carlos Zárate Sandoval conoce el Misti como su casa. Está enamorado de él. Conoce sus faldas, sus costados, su cima y el interior de su cráter.
Desde la década del 50, en que llegó a la ciudad, el limeño de la “Rica Vicky”, nacionalizado arequipeño, ha subido a su cima 514 veces. El próximo 23 de octubre, cuando cumpla 94 años de edad, la cifra subirá a 515.
¿Será la última vez que lo haga? Le preguntó mientras conversamos en la agencia de viajes que su hijo, Carlos Zárate, creó hace varios años para seguir sus pasos hacia el volcán tutelar de la ciudad.
“Seguiré subiendo hasta que tenga vida, hasta que las fuerzas me acompañen”, contesta emocionado, con una ligera sonrisa y una salud envidiable. Sin embargo, el tiempo ha dejado huella en don Carlos. Hoy usa un bastón y su caminar es pausado, sin embargo, la hazaña no parece imposible. Cuando cumplió 90 años, también coronó la cima del macizo de 5825 metros de altura. El onomástico se celebró por lo alto, con torta incluida. Este año espera que todo sea igual.
PROMESA DE MONTAÑISTA
Don Carlos Zárate tiene una promesa de fe con el Misti. El 15 de agosto de 1956, un año después de haber llegado a Arequipa, subió – por curiosidad- por primera vez a su cumbre junto a ocho amigos. Fue el primero en llegar y en lo alto, divisó una cruz. Allí arriba, con un panorama espectacular de una ciudad inundada de campiña y surcada por calles que ni siquiera se levantaban a la modernidad, se arrodilló y lloró frente al monumento de diez metros de altura y tres toneladas de peso. Le prometió volver para renovar su amor al macizo y adoración a Dios, fundida en el sagrado bloque hecho de rieles.
La Cruz del Misti fue puesta el 22 de octubre de 1901 por monseñor Manuel Segundo Ballón, obispo de la diócesis. Paradójicamente en la víspera del cumpleaños de Zárate. Enterarse de ello varios años después, llevó a Zárate a organizar una romería anual hacia la cruz. Él cumplió sagradamente su compromiso y celebró hasta diez veces su “santo” en lo alto del Misti y al pie de la cruz. Doce de sus trece hijos han seguido la tradición, sus 23 nietos también y él confía que sus cuatro bisnietos y tres tataranietos continúen el peregrinaje. “La cruz me amarró a Arequipa”, dice don Carlos mientras derrama algunas lágrimas de emoción. Es Católico, cree en el Señor de los Milagros, la Virgen de Fátima y la Cruz del Misti.
GRÁFICO DE EL PUEBLO
Vivir en Arequipa nunca estuvo en los planes de Carlos Zárate, ingeniero metalúrgico de profesión. Convertirse en el primer guía práctico de montaña, tampoco. Vino de vacaciones con su esposa en un recorrido que incluía Puno y Cusco. En el hotel donde se alojaron, aprovechando que habían salido a pasear, unos ladrones robaron todo su equipaje y con él, todos sus ahorros.
Como no tenía ni un centavo, pero sí su cámara Kodak de 100 resoluciones, un aparato novedoso en la ciudad, intentó buscar trabajo como reportero gráfico, una labor que como aficionado había cumplido para algunos magazines de Lima. Encontró la oportunidad, luego de desempeñarse como ambulante y mil oficios, en el diario El Pueblo, donde laboró por 33 años y donde a través de la labor gráfica se hizo hincha del Melgar, una razón más para amar Arequipa.
Fue en ese escenario que varios meses después, unos amigos lo instaron a subir al Misti. El aceptó y con cámara en mano inmortalizó al Misti y a la ciudad desde la cima. La postal salió publicada dos días después en la portada del decano de la prensa local. Ese fue el fin de una simple aventura y el inicio de una afición, que con el tiempo se transformó en su verdadera vocación. El nació para coronar al Misti.
Zárate cuenta que la imagen fue vista por dos turistas americanos que paseaban por Arequipa, quienes lo buscaron en el diario y le pidieron que los lleve al macizo. Eso hizo. La salida fue por Chiguata, pero “los gringos” no llegaron ni a las faldas. “Yo en cambio era como una cabra en el monte”, rememora el anciano con una habilidad mental
envidiable. Los turistas solo le entregaron sus cámaras fotográficas para que él grabe la imagen del volcán. El piensa, que las gráficas, fueron difundidas entre los extranjeros, por eso las peticiones de visitantes para que los guíe al volcán eran más frecuentes. “El Pueblo se convirtió prácticamente en mi oficina de agencia de viajes, allí me buscaban los extranjeros”, dice mientras ríe con la inocencia de un niño.
Zárate dice que ha llevado a la cima del macizo a por lo menos 20 mil turistas de todas las nacionalidades y por casi 15 rutas distintas, que ha forjado a base de perspicacia. El próximo 22 de octubre tomará la ruta que inicia en la represa de Aguada Blanca, para subir al Misti.
EL SEÑOR DE LOS VOLCANES
Zárate no solo ha subido al Misti. En sus años de guía de montaña, llegó 98 veces al Chachani, 18 veces al Pichu Pichu e igual número de veces al Ubinas, además de 12 veces al Ampato. Allí, precisamente bautizó a su hijo mayor Carlos Zárate. Varios años después en 1995, otro de sus hijos, Miguel, tras varios años de investigación descubrió junto a Johan Reinhard a la momia Juanita, la dama de hielo, que hoy se exhibe en el museo de la Universidad Católica.
En una expedición hecha en 1963 al Pichu Pichu, Zárate padre, también halló un cementerio inca, de donde rescataron 48 piezas de oro y plata y que fueron entregadas a la Universidad Nacional de San Agustín. “Para encontrar ello, investigamos y seguimos rastros por siete años”, refiere. Con ello, el varón de los volcanes quiere dejar en claro que nada de lo que pasó fue “suerte”.
El amor de este hombre a los macizos mistianos y la ciudad ha quedado grabado en los nombres de sus tres primeros hijos, Carlos Misti, Blanca Chachani y Miguel Coronado (en honor al Pichu Pichu).
Ahora, cuenta los días para volver a encumbrar sus brazos en lo alto del volcán que lo ató a la tierra donde vivirá hasta que las fuerzas lo acompañen.
Fuente : Diario El Pueblo
Por: Elizabeth Huanca U.
Fotos: Miguel Zavala D.